Reflexiones: ¿Revalorizar el suicidio?

Para lograr un mayor entendimiento de lo que es realmente el suicidio, por qué se origina y qué consecuencias puede generar, necesitamos disipar el moralismo religioso que lo condena de manera absoluta. Necesitamos traspasar el área de lo bueno y lo malo, del cielo y del infierno. Con el título no se intenta defender una teoría en favor del suicidio, pero tampoco una en su contra; sino que se alienta repensar el término, generar una nueva definición de lo que representa el suicidio, independientemente de las convenciones culturales (castraciones de la razón). Tampoco se pretende proponer el suicidio como una alternativa, por que –de hecho- ya lo es y siempre lo ha sido (en teoría y práctica).

“En cada momento morimos y en cada momento volvemos a nacer”
–The Fight Club.

1. El devenir de la vida es una constante de causas y consecuencias, en la que caben infinitas posibilidades, entre ellas la muerte: no somos eternos. La muerte es “natural”, no es un castigo, es tan importante como la vida, como la luna para el sol. También forma parte de nuestros procesos biológicos; del mismo modo que (el resto de) la vida fluye indeterminadamente.

2. El suicidio es, ante todo, una determinación individual. No es un accidente. Allí encuentra su valor más interesante e importante: es una revelación autónoma, la afirmación del Yo. De este modo, uno mismo decide cuando y como va a morir; toma las riendas de su propia vida.

3. No todo suicidio es causado por el “vacío existencial” o por que “la vida no tiene sentido”; por su puesto que lo tiene, y también la muerte tiene sentido (también el suicidio). Hay motivos para aceptar vivir, del mismo modo, hay motivos para renunciar a una vida que no se desea. La mayoría de personas desea suicidarse por que la vida le es desagradable o por que ha sufrido una serie de frustraciones, hay motivos y conclusiones a las que se puede llegar racionalmente.

4. Evidentemente también existe una influencia emocional importante para la toma de decisión; pero esta no es una característica del suicidio, es una característica de absolutamente todas las decisiones que tomamos. Siempre estamos influidos por nuestras emociones, incluso para decidir seguir viviendo.

5. En todo momento tomamos decisiones, eso nos hace únicos, incluso la pasividad es una toma de decisión que también tiene causas y consecuencias. Cada día que realizamos nuestras actividades afirmamos algo: estamos vivos, biológicamente vivos. Respiramos. Si queremos dejar de hacerlo, ¿quién puede impedírnoslo más que nosotros mismos?

6. Ninguna determinación que realicemos es más importante que otra, ya que ello se desarrolla en el campo de la subjetividad: para Juan es satisfactorio contemplar los árboles de una selva abandonada y tomar de sus frutos y para Carlos lo es el talar árboles, venderlos, y producir aparatos tecnológicos.

Para unos y para otros, determinadas decisiones y acciones son importantes y pueden hacerlos felices; lo único que realmente puede hacer infeliz a alguien es que sus decisiones sea reprimidas, prohibidas o no puedan realizarse.

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El aburrimiento también es inspirador ;)