Test - Alienación

Instrucciones.
¡Hola!, por favor, contesta las siguientes preguntas con la mayor sinceridad posible marcando con una “x”. Recuerda, las respuestas buenas o malas no existen.

Preguntas.

1. ¿Intentas que tu alimentación esté basada en frutas, verduras y demás nutrientes adecuados para que el procesamiento digestivo en tu organismo sea saludable?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

2. ¿Consigues alimentos básicos en el mercado pero los preparas en casa, en colaboración con el resto de tu familia, según tu propio estilo, gustos comunes y deseos cotidianos, haciendo de la cocina y la digestión momentos atractivos y placenteros?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

3. ¿Te diriges hacia lugares que realmente deseas explorar y descansas a voluntad propia, sin presiones externas y con destinos que tú mismo decides y cambias según tus propios deseos, motivaciones y estados de ánimo?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

4. ¿Viajas a pie o en bicicleta para recorrer y explorar ambientes a los que no concurres con frecuencia, como medio de distracción útil para desestresarte de las labores cotidianas?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

5. ¿Con qué frecuencia te sientes inspirado para leer un libro de tu interés o escribes un cuento y/o poema sin que alguien te lo haya exigido?

Nunca Casi nunca A veces Siempre
6. ¿Te sientas cotidianamente en un parque o un lugar relajante para conversar con tus seres queridos sobre los deseos de realización y las experiencias que exploran en sus vidas?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

7. ¿Has intentado alguna vez prescindir de cualquier aparato tecnológico (ordenador, celular, televisión, DVD, MP3, i-Pod, etc.) en tu convivencia diaria?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

8. ¿Estás planeando una visita sorpresa a alguno de tus seres queridos, sin que las fechas de los onomásticos, el pago de alguna deuda o la presión de otros amigos te fuercen a hacerlo?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

9. ¿Cuántas de tus habilidades y alegrías son realmente tuyas, generadas por el devenir de tus propias relaciones sociales y experiencias vividas en primera persona, sin estar integradas a un centro de diversión pagada u organización institucionalizada?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

10. ¿Tienes en mente crear una nueva forma de relacionarte con las personas que estimas, en ambientes que propicien tranquilidad y en los que el dinero y la rutina de los trabajos forzosos y repetitivos sean reemplazados por el amor, la alegría común y la convivencia armoniosa?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

11. ¿Consumes productos artificiales (transgénicos, snacks, galletas, dulces, cigarros) cuya procedencia es incomprobable, excepto por las etiquetas y códigos (que son perfectamente alterables) añadidos en los paquetes de conservación en los que vienen contenidos?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

12. ¿Compras comida rápida en establecimientos públicos que consumes con mucha prisa, por que no tienes tiempo o por que no tienes familia a disposición en los momentos que desearías?

Nunca Casi nunca A veces Siempre
13. ¿Eres conducido a disposición de una tercera persona, en máquinas de transporte público (autobús, moto-taxis, etc.), que circulan en vías de eminente peligro para el transito humano, hacia lugares lejanos, en viajes agotadores y aburridos?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

14. ¿Sientes admiración y excitación tras la aparición de nuevos aparatos tecnológicos en el mercado, con la ostentación de comprar alguno cada vez que la publicidad anuncie alguna esplendorosa y seductora novedad?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

15. ¿Aunque lo desearías, no puedes evitar contemplar el triste y rutinario paisaje urbano; el bullicio de los carros, los estridentes anuncios de publicidad, el gobierno de las obligaciones y el malestar generalizado?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

16. ¿Piensas que las personas que tienen éxito académico, diplomas y grandes aspiraciones económicas ofrecen más seguridad y confianza que las que no lo tienen?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

17. ¿Estudias motivado por recompensas y/o beneficios posteriores (notas, documentos), abordando básicamente información útil para obtener éxito social?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

18. ¿Cuándo no hay acceso a Internet o a la TV. te sientes alejado del resto de la sociedad y con poca probabilidad de poder comunicarte con tus amigos?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

19. ¿Te ocurre qué, luego de ver la TV, chatear o resolver tareas durante horas, te sientes triste, solo, aburrido y sin nada que hacer en casa?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

20. ¿Confías en la eficiencia de los especialistas (padres, cocineros, abogados, psicólogos, políticos) para resolver tus problemas y los de la sociedad?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

21. ¿Te distraes a comodidad frente a la pantalla de tu televisor, informándote sobre noticias de espectaculares vidas ajenas, contando tu dinero cada cierto tiempo, con revistas de moda o visitando páginas de Internet hasta encontrar alguna noticia de interés?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

22. ¿Los horarios obligados, los relojes y sus despertadores te impiden disfrutar, o interrumpen violentamente, la intensidad del sueño y la tranquilidad del despertar pausado de cada mañana?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

23. ¿Tus padres, profesores, psicólogos y amistades varias te han aconsejado que no pierdas el tiempo cuestionando la realidad, por que no podrás cambiar nada (sobre tu propia vida, ni sobre la de los demás)?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

24. ¿Te sientes atraído por jóvenes que utilizan ropas de marcas reconocidas, como modelos de revistas y propagandas comerciales, o amistades que se esfuerzan por vestirse según las exigencias de la moda?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

25. ¿Consideras que el conocimiento sólo puede gestarse en instituciones educativas (escuelas, institutos, universidades), con ayuda de especialistas y pedagogos, y qué cualquier otra forma de aprendizaje es menos importante?

Nunca Casi nunca A veces Siempre

Normalidad "anómala"

(Fragmento)
Pareciera que nuestras existencias consistiesen en llenar el mismo vaso, con la misma pizca insípida de agua: nuestras lágrimas, y deleitarnos con su silencioso deslizamiento; caminar sobre el mismo asfalto trazado uniformemente por todas las calles, sentir la frialdad diaria de transitar rodeados de una sociedad de plástico, observar sus mismos monumentales y tristes paisajes urbanos, dirigirnos hacia las mismas instituciones de aburrimiento y lugares de diversión pagada, divertirnos sólo si no nos lo prohíben, saludar obligadamente a las mismas personas –todavía con el ansia de volver a la cama, de retomar o pretender lograr una convivencia amorosa en casa- y oír las mismas palabras emitidas con displicencia como respuesta, marcar los mismos números telefónicos, presionar las mismas teclas, para ingresar las mismas claves y contraseñas, en las mismas máquinas inexpresivas que mediatizan e impiden la fluidez de la comunicación humana como un acto revelador de nuestros deseos, como una creación nacida de nuestras vísceras, y que es, finalmente, convertida en un elemento matemático social más, algo separado de nosotros mismos, un componente ajeno a nuestras sensaciones.

Lo que hemos asumido como vida es, en suma, repetir las mismas actividades, durante los mismos tiempos y en los mismos lugares; he allí la normalidad social ante la cual nos sentimos agasajados, el obsequio preciado de nuestros padres y el magno futuro de nuestros hijos, todo aquello por lo que luchamos incansablemente, sin antes poder haber reflexionado al respecto, sin sentarnos a pensar por un momento si es que todo aquello que se nos ofrece como realidad es lo que deseamos. Y si no lo hacemos, es porque ella misma nos lo impide.

Manifestar que “la realidad es quien nos ciega”, quien nos impide ver más allá de sus limitaciones y merma nuestra percepción, puede ser tan paradójico e irónico como afirmar que “la normalidad es quien nos enferma”, quien entorpece nuestra autonomía e impide la creación de nuestros propios criterios para el desarrollo de la vida haciendo prevalecer nuestros ejercicios de autorregulación (biológica y cultural), pues comprendemos que somos humanos y somos capaces de hacerlo; y si, bajo conceptos hobbesianos, medio apocalípticos, consideramos que no somos capaces de autorregularnos sin coacción o autoridad externa, banal y embustero es el intento de perseguir algo parecido a la salud mental (¡y, menos aún, bajo los preceptos lógicos de otros humanos!).
2. EL PODER DE LA ACTITUD

- Nuestra vida se encuentra oscurecida, por que nuestra percepción está situada en un túnel lleno de insatisfacciones que la oscurece cada vez más y con la cual, en el intento de caminar, incrementamos la inmensidad del túnel en el que nos ahogamos. Y no es que el túnel nos tengo atrapados, sino que somos nosotros quienes nos hemos escondido en él, y no lo sabemos; para poder salir de él, necesitamos que nuestra mente nos ilumine. El túnel no está fuera, es nuestra propia percepción la que oscurece el camino.

EL LOCUS DEL CONTROL

El locus del control es el lugar donde depositamos nuestras responsabilidades: dentro o fuera de nosotros.

El LC externo afirma que los problemas y sus soluciones dependen de las circunstancias en las que se desarrollan, y no de las personas; mientras que el LC interno, que las circunstancias son construidas por nosotros mismos. Mientras unos se miran en el espejo, para solucionar los problemas; otros lo miran para encontrar los problemas en otras personas, o justificarlos.

Si pensamos que nuestras responsabilidades están en manos de los demás, debemos estar alerta o ser concientes de lo riesgoso que esto puede ser. Lo más saludable es siempre que cada quien pueda hacerse cargo de su propia vida. También hemos de comprender que, si bien nuestros problemas no se encuentran aislados de ninguna de las dos circunstancias (internas o externas), sólo somos nosotros quienes podemos tomar iniciativa en resolverlos.


USTED ES EL CULPABLE…

Durante momentos de tensión, quitarnos el problema de nuestras manos es lo más fácil, pero no lo mejor. Que no ignoremos el problema, no quiere decir que no exista. Que culpemos a otros por ello, no quiere decir que nosotros no seamos los culpables, y mucho menos que la situación no se volverá a repetir.

Muchas personas, cuando no quieren reconocer sus errores o por que temen hacerlo, optan por culpar a otras. Nadie quiere ser juzgado de manera negativa, por que ello afectaría la imagen de cada uno; sin embargo, todos quieren juzgar a los demás, por que ello proyecta de si una imagen de poder y superioridad.

Cuando fuimos niños experimentábamos cada momento de la vida y nos equivocábamos con mucha frecuencia, o no cumplíamos los requerimientos de nuestros padres; ante esto, ellos nos quitaban el cariño y nos maltrataban psicológica y/o físicamente. Este proceder represivo ha generado en todos nosotros un miedo a equivocarnos. Y este miedo se refuerza cada día, por que la situación no ha cambiado mucho; antes eran nuestros padres quienes podían castigarnos, ahora lo son los profesores, los médicos, los jefes, los policías, los jueces y todo aquel individuo o institución que ejerza poder sobre nosotros (legal o ilegalmente).

Por ello, en nuestra formación nos enseñan que el camino al éxito depende de cuan alto escalemos para conseguir poder y no ser castigados, sino para castigar a los demás. Nada es más absurdo que esta lógica: si todos compiten para castigar quiere decir que siempre habrá castigados.


DIME LO QUE SIENTES Y TE DIRÉ QUIEN PUEDE SER

Las emociones positivas permiten un estado en el que nuestra predisposición para elaborar ideas, comprender y resolver nuestros problemas, es la mejor. Así mismo, ellas nos ayudan a soportar las emociones negativas a las que siempre estaremos expuestos, como si de un escudo se tratasen.

Las emociones negativas nos nublan la visión y el pensamiento, nos impiden una comprensión conciente de nuestras actitudes. Sin embargo, los momentos más desagradables también nos permiten conocer nuevos estados de conciencia, es decir, permiten nuevas formas de asimilar la realidad y actuar frente a ella. Lo importante no es que renunciemos a las emociones negativas, sino que sepamos en que momento están presentes.


LA ECUACIÓN DE LA FELICIDAD

El profesor Martín Seligman ha propuesto una ecuación simple para anunciar la procedencia de la felicidad: FELICIDAD = S + C + V

-S: Set genético
Existen personas que desde su nacimiento se muestran más entusiastas y optimistas que las demás. Sin embargo, algunos estudios demuestran que este rasgo hereditario puede ser modificado culturalmente.

-C: Circunstancias
El nivel económico, nuestra edad, nuestra salud, la educación que recibimos y el ambiente con el que convivimos son aspectos bastante influyentes en nuestro desarrollo.

Hay personas que viven tan sumergidas en la pobreza, que la supervivencia les impide ocuparse en aspectos que ellos más desearían o, por los mismos motivos, los desconocen y no pueden auto-explorarse y determinar lo que realmente necesitan para ser felices; y otras que se dedican a acumular tantas propiedades para garantizar poder y autoridad, y conviven tan constantemente con objetos que cuando voltean la mirada se dan cuenta que están rodeadas de objetos sin vida que no les producen felicidad… o cuando se encuentran con otras personas, se relacionan como si también se tratasen de objetos (evaluando el grado de inteligencia o productividad económica, o el status social, y omitiendo valores como el amor), y como además no lo consiguen, se sienten más infelices.

-V: Voluntad
¿Qué estamos haciendo para hacerle frente a los problemas externos que nos afectan? La felicidad jamás será resuelta por otros. Sólo seres felices cuando seamos nosotros mismos los artífices de nuestra felicidad.


LA MENTE:
CREADORA DE NUESTRA REALIDAD

Cuando la realidad estimula nuestras emociones y pensamientos negativos, la única forma de hacerle frente satisfactoriamente es actuar de manera asertiva, es decir, positivamente. Los pensamientos negativos no ayudan a resolver los problemas, sino que impiden hacerlo y muy probablemente generan más.

Muchas personas se sienten recompensadas provocando que otros se sientan inferiores a ellas; pero este ego sólo demuestra la real situación de insatisfacción y frustración en las que estas se encuentran, y lo peor es que parece expandirse. Otras personas demuestran ser más empáticas y siempre les desean lo mejor a los demás. Esta actitud, siempre que sea sincera, no sólo es favorable para los demás sino también para ellas mismas.


EL LIBRE MERCADO Y EL MIEDO

En este apartado Fischman revela las verdaderas intensiones de su libro: formar personas para el beneficio de la economía.

Él afirma que sin títulos de propiedad, estaría permitido que cualquier persona pueda quitarnos los ambientes donde convivimos; y se equivoca, por que lo que impide que algo sea despojado de nosotros es que tenga dueños. Los títulos de propiedad garantizan los ambientes para sus dueños, pero se los quitan a quienes no lo son; es decir aboga por una especie de “hurto legal”.

El problema no es vivir preocupados en que otros nos puedan quitar nuestras propiedades, el problema es vivir preocupados en mantenerlas, aun cuando no las necesitemos y otros si. El miedo y la preocupación real se encuentran en el hecho de tener construir una vida sustentada por el dominio económico, y para no perderlo, o el de buscarlo incansablemente.

El ejercicio de autoridad no sólo nos impide realizarnos a nosotros mismos, sino también a los demás, a quienes lo padecen sin tenerlo; un mundo sustentado bajo esta lógica de control y productividad impide conseguir nuestra paz interior. La economía se presenta como una emoción negativa, que nos nubla la percepción e impide cualquier intento de comprensión hacia nosotros mismos y hacia lo que deseamos que exista fuera de nosotros.

No podemos afrontar positivamente un mundo negativo, a menos que finjamos hacernos los desentendidos, pero esto no resuelve el problema, lo empeora.

1. CONOCIMIENTO DE SI MISMO
- Los estímulos de nuestra época nos orientan a actuar asiduamente hacia fuera de nosotros, debido a la complejidad y la cada vez más veloz evolución y desarrollo de estructuras (culturales y tecnológicas) que nos rodean, con las cuales convivimos. La modernidad se halaga a si misma por las posibilidades que nos ofrece para que podamos desarrollarnos en función a ella, y nos mantiene ocupados en mantenerla. Ella nos ofrece muchos estilos de vida y caminos que seguir, pero nos impide encontrarnos con nosotros mismos para reflexionar acerca de cómo quisiéramos realmente construir los caminos de nuestra vida, en lugar de simplemente caminar sobre ellos.


LOS TRES NIVELES DE CONCIENCIA

-El sueño profundo
Hay momentos en la vida en los que nuestra conciencia parece descansar, y que nos quedamos dormidos, o emocionalmente bloqueados; entonces nuestra capacidad de percepción e interacción con la realidad no es la mejor. No asimilamos lo que nuestros compañeros quieren comunicar, o si lo hacemos, lo hacemos mal; y pensamos que el problema son ellos, cuando en realidad es probable que lo seamos nosotros. No comprendemos a los demás, y tampoco nos comprendemos a nosotros mismos.

-Emociones dominantes
Podemos tener cierta conciencia y certeza de las situaciones en las que nos desenvolvemos, pero en algunos casos son nuestras emociones reflejadas en nuestra conducta las que tienen mayor predominio. Hay circunstancias en las que actuamos sin realizar un mayor análisis de la situación, y ello puede ser hermoso y liberador para nosotros, por que refleja lo que realmente sentimos y queremos, pero las consecuencias pueden ser positivas o adversas para los demás e incluso para nosotros mismos.

-Aislamiento espiritual
Podemos, finalmente, poder controlar nuestras emociones y habernos adaptado a las normas sociales; pero ello puede hacernos infelices; de hecho, lo hace con frecuencia, debido a que no siempre nuestros deseos tienen relación con las exigencias económico-sociales. Entonces, vivimos para el sistema, imaginando las retribuciones (económicas) que él nos designará en el futuro y que nos permitirán ser felices y gozar de tranquilidad social y estabilidad económica; pero dejamos de vivir el presente, y postergamos constantemente realizar aquellas cosas por las que realmente vivimos.


DESPERTANDO NUESTRA CONCIENCIA

Todas las situaciones que experimentamos construyen nuestra personalidad; las positivas, que siempre recordamos con aprecio, y también las que no, aquellas que nos parecen desagradables; las que forman parte del proceso de la “actualidad” y de las cuales nunca nos desprendemos, y las antiguas, desde nuestros primeros años de conciencia y convivencia.

Hemos desarrollado muchas carencias y virtudes, debido a que nunca dejamos de relacionarnos con personas que también desarrolla(ba)n sus propias etapas de experimentación. Entonces, hay situaciones que nos parecen más agradables y satisfactorias que otras, a cuales le dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo, precisamente por que podemos disfrutarlas o nos recuerdan a momentos en los que nos provocaron felicidad. Pero lamentablemente, también estamos expuestos a situaciones indeseables, o a ambientes y espacios que evocan momentos de tensión y desagrado. En algunos casos, si lo consideramos oportuno, podemos evadirlas, pero ¿qué hacer con aquellas que se presentan por sorpresa, o que no podemos evitar?

Fischman recomienda rememorar las situaciones para poder evaluarlas y situarnos en las personas que intervinieron directa o indirectamente en ellas, tomando en cuenta sus propias características y las de la situación, para tener una mayor y mejor comprensión de ellas; así comprenderemos también como hemos de enfrentarnos a ellas, y que errores cometimos en el pasado.


EL EDIPO Y LA VIDA EN LA OFICINA

Los niños se enamoran de forma sana y apasionada de sus padres, ya que provienen y reciben también el cariño de ellos, y esto forma parte de un proceso natural. Lamentablemente en nuestras sociedades, los padres no pueden retribuir el cariño que necesitan sus hijos, por que la estabilidad económica impide la estabilidad en sus relaciones y tienen que dedicar su tiempo en el trabajo. En otros casos, también característico de nuestra actual forma de vida, los padres temen tanto que sus hijos sufran alguna carencia amorosa o daño producido por la realización de sus experiencias en el medio, que se convierten en seres sobre-protectores y, muy por el contrario de lo que piensan, restringen la libertad de sus pequeños.

Los niños dejan de serlo, y crecen; pero crecen cargando las frustraciones que acumularon en su infancia, y las reproducen en las relaciones con su entorno, dentro y fuera de casa. Así, unas personas abandonan sus proyectos para ir en busca de personas en las que ven reflejadas un ente maternal, que no percibieron cuando fueron pequeños; y otras lo buscan de manera inconciente, pero no lo encuentran. Todos quieren aliviar esta necesidad, pero la mayoría fracasa en el intento, y termina frustrándose –y frustrando a los demás- aún más, debido a que es o muy difícil o imposible encontrar a una segunda madre.


CAMBIANDO A PESAR DEL INCONCIENTE

Hay comportamientos que no nos permiten relacionarnos de la manera como quisiéramos realmente; a veces no nos damos cuenta de ello, y otras veces, cuando nos damos cuenta, no sabemos como resolverlo, o no queremos.

Si creemos que algo va mal en nuestra vida, y nos interesa cambiar nuestra persona, primero debemos reconocer que conductas son las que nos resultan perjudiciales; ser reflexivos y autocríticos, pero también optar por sugerir la colaboración de nuestros amigos, por que es importante conocernos desde diferentes perspectivas; muchas de nuestras actitudes no pueden ser auto-observadas, y si lo que deseamos es llegar a la génesis del problema, lo mejor es no prescindir de opiniones y diferentes puntos de vista.


¿ES POSIBLE CAMBIAR?

De hecho, siempre cambiamos y todo lo que nos rodea también cambia; pero no siempre como nosotros quisiéramos.

Muchas veces nos sentimos enjaulados, atrapados en actividades y conductas que no queremos, pero que realizamos; sucede que frecuentemente somos nosotros mismos quienes hemos construido y/o introducido en la jaula y son los mismos aspectos de nuestra personalidad los que impiden que salgamos de ella, es decir, que cambiemos.

Lo primero que necesitamos para cambiar es reconocer que nos afecta, que es lo que queremos cambiar de nosotros. Puede parecer redundante, pero irónicamente esta es la parte más difícil e importante para resolver nuestro problema: saber cuál es, conocerlo. A partir de nuestra disconformidad podemos reconocemos aquello que deseamos en la vida, y aquello que no, o aquello que lo impide. Es muy posible que encontremos un evidente antagonismo entre las cosas que deseamos y las que necesitamos para convivir en la sociedad; pero nosotros también formamos parte de la sociedad, si todos nos propusiésemos evaluar nuestras vidas, aquello que queremos y aquello que no, tal vez podríamos mejorar algunos aspectos (sin que las necesidades individuales sean suprimidas por las sociales, o viceversa, como sucede actualmente; y en las cuales se pueda respirar un verdadero ambiente de comunidad y no de frívola competencia y autoridad).


CONFUSIÓN DEL “ROL” CON EL “SER”

El rol es el disfraz que nos colocamos para encajar perfectamente en la sociedad, sobretodo durante nuestras actividades dentro de instituciones, puesto que estamos subordinados a cumplir las expectativas (educativas, laborales, etc.) del organismo en el que participamos. Sin roles, o sin alguna forma de especialización, sería imposible que el desarrollo tecno-industrial actual fuese posible, y esto es algo que no favorecería en nada a la rentabilidad económica de los grupos de poder mundial. Pero esas son expectativas ajenas, con las cuales podemos hallar cierta familiaridad, pero que del modo en como se desarrollan actualmente automatizan nuestras vidas, pues la opresión de las complejas programaciones y estructuraciones de tiempo que necesitamos para cumplirlas impiden el fluir de una vida espontánea y verdaderamente libre.

El problema de la existencia de roles y la programación de nuestras actividades ha terminado por oscurecer la totalidad de nuestra vida, y no sólo los momentos y en los ambientes en los que teníamos que ejecutarlos. La ausencia de autonomía y la proliferación del “parecer”, y no del “ser”, ha invadido todos los aspectos de nuestra vida. Así, el policía piensa en ladrones mientras hace el amor (sin que los ladrones piensen en robarse a su mujer), el empresario encuentra en su hijo una futura caja de ahorros, el médico cree que la vida se puede resolver con recetas, y el escritor prefiero los libros en lugar de las personas a las que se dirige en ellos.
1. ¿CUÁL ES LA CONDICIÓN MÁS IMPORTANTE DE UN LÍDER?

La condición más importante de un líder es su invisibilidad. No su inactividad, sino su invisibilidad.

El líder no ha de buscar satisfacción partiendo desde su rol de líder, haciendo evidencia de su inexpugnable poder fundamental, ya que esto puede provocar una descoordinación en la cohesión grupal, sino durante la interrelación y el desarrollo de la actividad del grupo que traerá consigo la satisfacción colectiva (es decir, de cada uno de los individuos).

El líder no debe ser un estorbo, debe aportar, como lo hacen todos. Tampoco debe aislarse, sino iniciar los puntos de discusión partiendo desde el grupo y dirigiéndose hacia él, nunca hacia si mismo, como un ente separado. El líder debe tener en claro que sus compañeros no son fichas en un tablero de ajedrez que él puede y debe mover. La subordinación impide el auto-liderazgo, y quien no es capaz de liderarse a si mismo difícilmente podrá establecer relaciones con los demás.

El líder debe cuestionar el papel del jefe y de la autoridad dentro de la sociedad en la que se desenvuelve, ya que estos roles forman actitudes de mando y obediencia, de privilegio y desposesión, por tanto impiden y retrasan la posibilidad de una diversificación mayor de líderes, oponiendo un sentido cualitativo poco interesado en la calidad humana sino en la automatización de las actividades. El líder debe saberse líder para si mismo, y debe saber que todos los demás también pueden serlo.

2. ¿CUÁL ES EL TIPO IDEAL DE LIDERAZGO?

El tipo ideal de liderazgo no existe, en todo caso depende siempre de los objetivos. Cuando hablamos de líder generalmente nos referimos a la organización de grupos, y la organización de grupos se cumple en función a objetivos. Los objetivos pueden ser simples o complejos, espontáneos o impuestos; desde el deseo de compatibilizar con los miembros del grupo y lograr relaciones sociales empáticas y saludables para una comunidad practicante de yoga, hasta la formación de grupos militarizados capaces de actuar durante momentos de tensión y violencia armada. Para los dos casos, lo más inteligente sería la aplicación de una forma diferente de liderazgo, debido a que las necesidades son distintas.

En el caso de las relaciones sociales (no económicas, ni militares), es evidente que lo más oportuno es la actuación de líderes transformadores, capaces de transmitir sus ideas fluidamente y abrir espacios de diálogo y discusión entre los demás participantes de grupo, de incentivarse a si mismo y a los demás.

3. DISCUSIÓN DEL LIDERAZGO

Liderazgo es un proceso en el que las redes de poder fluyen en un grupo. ¿De dónde proviene el poder?, de la actividad de los sujetos, de su propia interacción, de las ideas, de las acciones. De este modo, las actividades se dirigen hacia fines comunes, esta dirección, el sentido, la coherencia y el orden, forman parte del liderazgo.

El liderazgo no es la estabilidad sino el movimiento, pero el movimiento encaminado, dirigido no hacia los integrantes sino de los integrantes hacia sus objetivos.

Podemos plantear algunas afirmaciones y preguntas para reflexionar:

Todos somos líderes. O, al menos, todos podemos serlo. El líder no es ni un dios ni un súper héroe; líder es aquel que es capaz de dominar las decisiones que toma. Aquel que niega ser líder de su propia vida, de su propia voluntad, se subordina a la voluntad de otro. Aquel líder que decide por otro, que asume una responsabilidad ajena, está impidiendo a su compañero que pueda ser líder de si mismo y lo condena a la enajenación. Entonces no podemos hablar de otros líderes que no seamos nosotros mismos y nuestras capacidades para resolver los problemas de nuestra vida cotidiana.

Reflexiones: ¿Revalorizar el suicidio?

Para lograr un mayor entendimiento de lo que es realmente el suicidio, por qué se origina y qué consecuencias puede generar, necesitamos disipar el moralismo religioso que lo condena de manera absoluta. Necesitamos traspasar el área de lo bueno y lo malo, del cielo y del infierno. Con el título no se intenta defender una teoría en favor del suicidio, pero tampoco una en su contra; sino que se alienta repensar el término, generar una nueva definición de lo que representa el suicidio, independientemente de las convenciones culturales (castraciones de la razón). Tampoco se pretende proponer el suicidio como una alternativa, por que –de hecho- ya lo es y siempre lo ha sido (en teoría y práctica).

“En cada momento morimos y en cada momento volvemos a nacer”
–The Fight Club.

1. El devenir de la vida es una constante de causas y consecuencias, en la que caben infinitas posibilidades, entre ellas la muerte: no somos eternos. La muerte es “natural”, no es un castigo, es tan importante como la vida, como la luna para el sol. También forma parte de nuestros procesos biológicos; del mismo modo que (el resto de) la vida fluye indeterminadamente.

2. El suicidio es, ante todo, una determinación individual. No es un accidente. Allí encuentra su valor más interesante e importante: es una revelación autónoma, la afirmación del Yo. De este modo, uno mismo decide cuando y como va a morir; toma las riendas de su propia vida.

3. No todo suicidio es causado por el “vacío existencial” o por que “la vida no tiene sentido”; por su puesto que lo tiene, y también la muerte tiene sentido (también el suicidio). Hay motivos para aceptar vivir, del mismo modo, hay motivos para renunciar a una vida que no se desea. La mayoría de personas desea suicidarse por que la vida le es desagradable o por que ha sufrido una serie de frustraciones, hay motivos y conclusiones a las que se puede llegar racionalmente.

4. Evidentemente también existe una influencia emocional importante para la toma de decisión; pero esta no es una característica del suicidio, es una característica de absolutamente todas las decisiones que tomamos. Siempre estamos influidos por nuestras emociones, incluso para decidir seguir viviendo.

5. En todo momento tomamos decisiones, eso nos hace únicos, incluso la pasividad es una toma de decisión que también tiene causas y consecuencias. Cada día que realizamos nuestras actividades afirmamos algo: estamos vivos, biológicamente vivos. Respiramos. Si queremos dejar de hacerlo, ¿quién puede impedírnoslo más que nosotros mismos?

6. Ninguna determinación que realicemos es más importante que otra, ya que ello se desarrolla en el campo de la subjetividad: para Juan es satisfactorio contemplar los árboles de una selva abandonada y tomar de sus frutos y para Carlos lo es el talar árboles, venderlos, y producir aparatos tecnológicos.

Para unos y para otros, determinadas decisiones y acciones son importantes y pueden hacerlos felices; lo único que realmente puede hacer infeliz a alguien es que sus decisiones sea reprimidas, prohibidas o no puedan realizarse.

Crónica de un sucidio (no anunciado)

¡Pam!, ¡pam! Un joven se encuentra tirado en el suelo. La sangre comienza a deslizarse por su cuello lentamente. A distancia se oye el grito estruendoso y los pasos desesperados de multitudes. Pero es sólo una mujer, su madre, secretando lágrimas, temblando, muy asustada. Cae al suelo, de rodillas. Abraza a su hijo, generando una masa corporal simbiótica, pero su homeostasis ya lo ha traicionado, no hay respiración y la inexistente pulsación cardiaca le niega la posibilidad de sonreír. Su hijo está muerto. Una pistola a 45 centímetros de distancia delata el suicidio.

El desconsuelo se hace evidente y un silencio sepulcral se prolonga en toda la casa, que parece desvanecerse milímetro por milímetro. La mujer no tiene palabras para describir lo sucedido. Desea gritar a todo el mundo. Desprenderse de su propia piel. Pero no puede expresarse. Los auxilios desesperados y los socorros incontrolables de fiera salvaje mirando a la luna se esconden en sus amígdalas. Ahorcándola. Reprimiendo sus propios deseos. La mujer entra en crisis, siente que se ahoga. Pierde la noción del tiempo, del espacio, de si misma. Observa a su hijo, muerto, eternamente inmóvil, la sangre chorrear por su piel. Todo un ambiente gris, de tristeza, de muerte. Figuras mentales y recuerdos aparecen representando a su hijo abriendo la boca para masticar una manzana, moviendo una llave con la mano derecha; representando también el rostro sonriente de su esposo mostrando los anillos para la pedida de mano, abrazándola, y las escenas del tristísimo día cuando tuvieron que enterrarlo en el cementerio.

Y ese olor a cementerio parece darle una bofetada. Observa la pistola, vil cómplice que no tendrá condena, al lado de su hijo. La toma firmemente y apunta a su propia cabeza. Cierra los ojos. Y dispara.

¿QUÉ HARÍAS TÚ?

¿TAMBIÉN HABRÍAS DISPARADO?

¿QUÉ O QUIÉN TE LO IMPEDIRÍA?

¿POR QUÉ CUANDO UNA PERSONA INTENTA DISPARARSE SE PRESUME QUE SUFRE UN TRANSTORNO MENTAL Y POR QUÉ CUANDO DISPARA EN UNA GUERRA SE LE CONSIDERADA HEROE NACIONAL?

PD: La historia redactada no ha terminado. No es un mito, ni una leyenda, es una abstracción de aquello que se reproduce cotidianamente, física y/o mentalmente, a todos nos ha sucedido alguna vez: los lamentos ante la pérdida de los sueños o la desilusión y el desamparo, la desesperación y los momentos en que nuestro sentido de percepción se ve colapsado, el estancamiento de los deseos por culpa de las presiones sociales que nos auguran una vida de muerte. En algunos casos: vivimos el suicidio. Y en otros casos, cuando intentamos disparar para retomar el control sobre nuestras existencias, no hay balas.

Reflexiones "a la ligera" acerca de Psicología Ambiental

La psicología ambiental es una disciplina encargada del estudio acerca de la relación que existe entre la conducta humana y el medio ambiente que esta construye. Medio ambiente y ecología no son lo mismo, pueden incluso tener definiciones antagónicas. Sería importante proponer algunas definiciones breves y sencillas:

Medio ambiente es un término acuñado desde una perspectiva antropocéntrica que no reconoce a la totalidad de especies y espacios con vida como entes independientes y en constante interrelación, sino como simples mediadores para la satisfacción de la vida humana y que, por tanto, pueden ser modificados, controlados, protegidos, domesticados(y comercializados, como ocurre con frecuencia) por nuestra especie.

Ecología es el estudio de la relación entre todas las particularidades de la vida que propician la Totalidad, la totalidad de la vida, en la cual no existe la mantención de algunas especies hacia otras como fin supremo, sino que todas interactúan de manera espontánea y recíproca posibilitando así el fluir de la naturaleza y condiciones saludables para todas sus particularidades (especies). El ecologismo social, por ejemplo, argumenta que “la humanidad no está por encima de la naturaleza, sino que forma parte de ella”, esto quiere decir que las nociones jerárquicas son parte de nuestra cultura y que, realmente, las especies no son superiores e inferiores sino diferentes.

Es necesario tener en cuenta una premisa importante para plantear un cuestionamiento más amplio y profundo de la realidad y que nuestro enfoque crítico no esté sostenido en simples subjetividades y cuestiones superficiales: La urbanización es nociva para todas las especies con vida, incluyendo la nuestra. Y no sólo la urbe, sino también su tan antigua progenitora: la civilización, que constituye el origen de la domesticación y la alienación de la vida, tal como la comentaría en su momento Sigmund Freud, afirmando que “el desarrollo de la humanidad es el proceso de dos fuerzas contrapuestas, Eros, la pulsión de vida, y Thanatos, la pulsión de muerte”. La civilización es nuestro Thanatos. El cáncer que consume nuestras vidas. Y, he aquí el verdadero problema, problema de la mayoría de teorías sociales actuales que nos ofrecen soluciones ficticias –tal y como actúa la publicidad- a todos nuestros problemas, teorías que han sido formulados en el mismo contexto cultural enfermizo que padecemos, no sé plantean propuestas partiendo de concepciones biológicas, sino que se recurre básicamente a cuestiones morales y culturales, los nuevos dogmas y fantasmas que recorren el mundo. La ecología es una parte de la biología que estudia las relaciones entre organismos y el medio. Como la sociedad humana es un fenómeno que envuelve la relación no sólo de individuos, pero si de individuos y su medio social, el estudio del desarrollo de ella estaría mucho más próximo a la ecología.

Pero también es necesario tomar en cuenta una perspectiva antropológica como fuente teórica, y aparentemente la psicología ambiental no la tiene; de allí que sus propuestas, como mantener la urbanización y las condiciones de vida materiales actuales, opuestas a las necesidades reales de las comunidades humanas que aún no ingresan en un estado de crisis tan desarrollado como el nuestro, demuestren tantas carencias al ser comprendidas como alternativas de solución para quienes entendemos a la actual ‘estructura cultural antropocéntrica’ como la red de relaciones entre objetos y sujetos (y entre sujetos, pero como si también se tratasen de objetos) que hacen imposible una calidad de vida realmente saludable para todos, tanto psicológica como físicamente.

La antropología puede demostrarnos que el problema real de la humanidad fue un cambio en las condiciones de vida, de cazadores y recolectores al inicio de la agricultura, el sedentarismo y la propiedad privada. Esto alteró la comprensión de la naturaleza, la psicología de la humanidad, convirtiéndola en un objeto productivo que se debe explotar, y no un espacio de convivencia sin fronteras cuya fertilidad es un regalo y no una imposición y convirtiéndonos a nosotros como los dueños de ella, obligándonos a designarnos roles productivos, normas de conductas impuestas (división del trabajo) que terminan por enfermarnos, puesto que ello nos aleja de nuestros instintos, de nuestra verdadera naturaleza y ritmos de vida saludables con un ambiente no domesticado.

Como comentaba anteriormente, los psicólogos, y los aspirantes a serlo, debemos tener en consideración cuestiones antropológicas y biológicas, y no quedarnos únicamente con las cuestiones morales que nos impone la misma sociedad que estamos cuestionando. Ello nos posibilitará tener una comprensión mucho más profunda y propiciará condiciones anímicas que impulsen nuestro deseo de buscar construir un mundo nuevo. Esto implica también la creación de una nueva mentalidad del psicólogo. Necesitamos dejar de lado las necesidades que impulsa el sistema económico, que se encuentra en oposición al desarrollo de la naturaleza, y que nos convierte también en íconos productores de comercio. Aparentemente vivimos en un supermercado en el que cada quien somos convertidos en productos que otros pueden comprar. La recuperación de la vida es la oposición a este mundo que nos trata como máquinas, que nos formaliza de manera homogénea e instrumental, tanto a nosotros como al resto de especies con vida. No debemos partir entonces de las necesidades económicas, como el eje de nuestras alternativas, sino de las necesidades de la vida.

Actualmente no convivimos con la naturaleza. Lo sabemos. Vivimos en la ciudad. Rodeados de cemento y plástico. Un mundo muerto. Y personas que actúan como objetos inertes, repitiendo situaciones. Viajando de un lado a otro, dejando de disfrutar cada momento de manera pasional, preocupadas, estresadas, controladas por el reloj. Si queremos vivir de manera natural, debemos plantearnos si es realmente saludable continuar en la ciudad, para nosotros y para el resto de personas. Aún siendo esto así, debido a nuestra propia cultura, debemos tener en cuenta que la ciudad es en si misma nociva para la ecología. La ciudad sólo nos puede ofrecer objetos que mecanizan nuestra vida: un televisor, un emepetres, un dvd, un celular, etc. Pero ella, además nos distancia de nuestros seres queridos, por que nos pasamos la vida produciendo estos objetos. La naturaleza, en cambio, nos ofrece la vida, nuestra autonomía, y el poder relacionarnos entre todos, tomando nuestras vidas por nosotros mismos. Necesitamos tomar en cuenta esto. Reencontrarnos con nosotros mismos. Reflexionar. Un mundo nuevo nos espera. Debajo del cemento está la hierba.

El aburrimiento también es inspirador ;)