Reflexiones "a la ligera" acerca de Psicología Ambiental

La psicología ambiental es una disciplina encargada del estudio acerca de la relación que existe entre la conducta humana y el medio ambiente que esta construye. Medio ambiente y ecología no son lo mismo, pueden incluso tener definiciones antagónicas. Sería importante proponer algunas definiciones breves y sencillas:

Medio ambiente es un término acuñado desde una perspectiva antropocéntrica que no reconoce a la totalidad de especies y espacios con vida como entes independientes y en constante interrelación, sino como simples mediadores para la satisfacción de la vida humana y que, por tanto, pueden ser modificados, controlados, protegidos, domesticados(y comercializados, como ocurre con frecuencia) por nuestra especie.

Ecología es el estudio de la relación entre todas las particularidades de la vida que propician la Totalidad, la totalidad de la vida, en la cual no existe la mantención de algunas especies hacia otras como fin supremo, sino que todas interactúan de manera espontánea y recíproca posibilitando así el fluir de la naturaleza y condiciones saludables para todas sus particularidades (especies). El ecologismo social, por ejemplo, argumenta que “la humanidad no está por encima de la naturaleza, sino que forma parte de ella”, esto quiere decir que las nociones jerárquicas son parte de nuestra cultura y que, realmente, las especies no son superiores e inferiores sino diferentes.

Es necesario tener en cuenta una premisa importante para plantear un cuestionamiento más amplio y profundo de la realidad y que nuestro enfoque crítico no esté sostenido en simples subjetividades y cuestiones superficiales: La urbanización es nociva para todas las especies con vida, incluyendo la nuestra. Y no sólo la urbe, sino también su tan antigua progenitora: la civilización, que constituye el origen de la domesticación y la alienación de la vida, tal como la comentaría en su momento Sigmund Freud, afirmando que “el desarrollo de la humanidad es el proceso de dos fuerzas contrapuestas, Eros, la pulsión de vida, y Thanatos, la pulsión de muerte”. La civilización es nuestro Thanatos. El cáncer que consume nuestras vidas. Y, he aquí el verdadero problema, problema de la mayoría de teorías sociales actuales que nos ofrecen soluciones ficticias –tal y como actúa la publicidad- a todos nuestros problemas, teorías que han sido formulados en el mismo contexto cultural enfermizo que padecemos, no sé plantean propuestas partiendo de concepciones biológicas, sino que se recurre básicamente a cuestiones morales y culturales, los nuevos dogmas y fantasmas que recorren el mundo. La ecología es una parte de la biología que estudia las relaciones entre organismos y el medio. Como la sociedad humana es un fenómeno que envuelve la relación no sólo de individuos, pero si de individuos y su medio social, el estudio del desarrollo de ella estaría mucho más próximo a la ecología.

Pero también es necesario tomar en cuenta una perspectiva antropológica como fuente teórica, y aparentemente la psicología ambiental no la tiene; de allí que sus propuestas, como mantener la urbanización y las condiciones de vida materiales actuales, opuestas a las necesidades reales de las comunidades humanas que aún no ingresan en un estado de crisis tan desarrollado como el nuestro, demuestren tantas carencias al ser comprendidas como alternativas de solución para quienes entendemos a la actual ‘estructura cultural antropocéntrica’ como la red de relaciones entre objetos y sujetos (y entre sujetos, pero como si también se tratasen de objetos) que hacen imposible una calidad de vida realmente saludable para todos, tanto psicológica como físicamente.

La antropología puede demostrarnos que el problema real de la humanidad fue un cambio en las condiciones de vida, de cazadores y recolectores al inicio de la agricultura, el sedentarismo y la propiedad privada. Esto alteró la comprensión de la naturaleza, la psicología de la humanidad, convirtiéndola en un objeto productivo que se debe explotar, y no un espacio de convivencia sin fronteras cuya fertilidad es un regalo y no una imposición y convirtiéndonos a nosotros como los dueños de ella, obligándonos a designarnos roles productivos, normas de conductas impuestas (división del trabajo) que terminan por enfermarnos, puesto que ello nos aleja de nuestros instintos, de nuestra verdadera naturaleza y ritmos de vida saludables con un ambiente no domesticado.

Como comentaba anteriormente, los psicólogos, y los aspirantes a serlo, debemos tener en consideración cuestiones antropológicas y biológicas, y no quedarnos únicamente con las cuestiones morales que nos impone la misma sociedad que estamos cuestionando. Ello nos posibilitará tener una comprensión mucho más profunda y propiciará condiciones anímicas que impulsen nuestro deseo de buscar construir un mundo nuevo. Esto implica también la creación de una nueva mentalidad del psicólogo. Necesitamos dejar de lado las necesidades que impulsa el sistema económico, que se encuentra en oposición al desarrollo de la naturaleza, y que nos convierte también en íconos productores de comercio. Aparentemente vivimos en un supermercado en el que cada quien somos convertidos en productos que otros pueden comprar. La recuperación de la vida es la oposición a este mundo que nos trata como máquinas, que nos formaliza de manera homogénea e instrumental, tanto a nosotros como al resto de especies con vida. No debemos partir entonces de las necesidades económicas, como el eje de nuestras alternativas, sino de las necesidades de la vida.

Actualmente no convivimos con la naturaleza. Lo sabemos. Vivimos en la ciudad. Rodeados de cemento y plástico. Un mundo muerto. Y personas que actúan como objetos inertes, repitiendo situaciones. Viajando de un lado a otro, dejando de disfrutar cada momento de manera pasional, preocupadas, estresadas, controladas por el reloj. Si queremos vivir de manera natural, debemos plantearnos si es realmente saludable continuar en la ciudad, para nosotros y para el resto de personas. Aún siendo esto así, debido a nuestra propia cultura, debemos tener en cuenta que la ciudad es en si misma nociva para la ecología. La ciudad sólo nos puede ofrecer objetos que mecanizan nuestra vida: un televisor, un emepetres, un dvd, un celular, etc. Pero ella, además nos distancia de nuestros seres queridos, por que nos pasamos la vida produciendo estos objetos. La naturaleza, en cambio, nos ofrece la vida, nuestra autonomía, y el poder relacionarnos entre todos, tomando nuestras vidas por nosotros mismos. Necesitamos tomar en cuenta esto. Reencontrarnos con nosotros mismos. Reflexionar. Un mundo nuevo nos espera. Debajo del cemento está la hierba.

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